Santiago 1:21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.


Las Escrituras hablan de un aspecto pasado, presente y futuro de la salvación.

Tú has sido salvado de la pena del pecado (salvación), estás siendo salvado del poder del pecado (santificación) y serás salvado de la presencia del pecado (glorificación).

A primera vista Santiago 1:21  puede sonar como si estuviera escrito para los incrédulos, instándolos a recibir la Palabra, que es capaz de redimirlos. Pero la frase “salvar vuestras almas” conlleva la idea de que la Palabra implantada tiene un poder permanente de salvar continuamente el alma.

Es una referencia al proceso presente y continuo de santificación, que está nutrido por la Palabra de Dios, y obrando a través del Espíritu.


La Palabra fue implantada dentro de ti por el Espíritu Santo en el momento de tu salvación. Es la fuente de poder y de crecimiento para tu nueva vida en Cristo. Tu responsabilidad es recibirla en pureza y mansedumbre para que pueda hacer su obra santificadora.


Mansedumbre, en Santiago 1:21 puede ser traducido como humilde, gentil o tener un espíritu dispuesto, pero yo prefiero enseñable.

Si tu corazón es puro y humilde, podrás ser enseñable y desecharás todo resentimiento, enojo y orgullo para aprender la verdad de Dios y aplicarla a tu vida.
Cuando Jesús dijo:

“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15)

Él estaba hablando de este mismo tema. Si le amas, desearás obedecerlo y recibirás Su Palabra para que puedas conocer Su voluntad para tu vida.

Al recibir la Palabra, el Espíritu Santo te da el poder de vivir de acuerdo a sus principios.
Pablo dijo: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduríaY todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús” (Colosenses 3:16-17).

Esa es la esencia de un estilo de vida bíblico y el fruto de recibir la Palabra con mansedumbre.

Que Dios te bendiga con un espíritu enseñable y un amor creciente por Su verdad.
Por John MacArthur