Mateo 16:23-25
Pero Jesús, volviéndose, dijo a Pedro: !!Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
El apóstol Pedro es un claro ejemplo de la lucha entre la vida egocéntrica y el centrarse en Cristo.
Justo después de que Pedro confesó la verdad fundamental de que Jesucristo es el Mesías, el Hijo del Dios viviente (Mateo 16:13-16), se encontró a sí mismo ligado con los poderes de las tinieblas.
Habiendo bendecido a Pedro por su noble confesión, Jesús le anunció a él y a los otros discípulos el sufrimiento y la muerte que le esperaban en Jerusalén. “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (verso 22)
“Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” (verso 23)
La reprensión memorable de Jesús pareciera muy severa. Pero el hecho de que Él identifica a Satanás como la fuente de las palabras de Pedro describe precisamente y apropiadamente el carácter del consejo que Pedro trataba de darle: Sálvate a ti mismo a toda costa.
Sacrifica el deber por el interés personal, la causa de Cristo a la conveniencia personal.
El consejo de Pedro era un principio satánico, pues el objetivo principal de Satanás es promover el interés propio como el principal fin del hombre. Satanás es llamado el “príncipe de este mundo” porque el interés propio domina al mundo secular.
Es llamado el “acusador de los hermanos” porque no cree que aún un hijo de Dios tenga un motivo mayor que la autocomplacencia.
Casi puedes escucharlo siseando: “Todos los hombres son egoístas de corazón y tienen su precio”.
Algunos pueden aguantar más que otros, pero al final todos los hombres preferirán sus propias cosas a las cosas de Dios”
Ese es el credo de Satanás y desafortunadamente la vida de muchos cristianos valida sus declaraciones.
Satanás los ha engañado para que piensen que se están sirviendo a ellos mismos cuando de hecho están sirviendo al mundo, la carne y al diablo. Pero la cosmovisión cristiana tiene un centro distinto.
Jesús confronta nuestras redes humanistas y egoístas y ofrece la perspectiva de la Cruz.
Sólo de este centro puedes escapar la esclavitud del cual cuya única intención es robar, matar y destruir (Juan 10:10)
Por Neil Anderson