1 Juan 2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.

Amar a otros cristianos da seguridad de tu propia fe.

El amar a los hermanos en Cristo es instintivo para los creyentes genuinos. Pablo le dijo a los Tesalonicenses:

“Pero acerca del amor fraternal…vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros” (1 Tesalonicenses 4:9).

Más adelante los alentó a “que abundéis en ello (en el amor) más y más” (verso 10), porque  siempre hay espacio para que los creyentes se amen unos a otros más completamente.

Si somos verdaderamente salvos mostraremos amor, ya que el amor es inherente a nuestra nueva naturaleza (ver Romanos 5:5)


Jesús dijo esto sobre el amor entre los creyentes: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35)

Si somos verdaderos cristianos nos amaremos unos a otros entrañablemente de corazón

(1 Pedro 1:22).

El amor es una prueba de nuestra vida divina y significa que hemos cruzado de las tinieblas a la luz (1 Juan 3:14-15)


El apóstol Juan sigue y define el amor como sacrificial y práctico: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. (1 Juan 3:16-18)


Por lo tanto, deberías preguntarte a ti mismo algunas preguntas básicas:

¿Te importan otros creyentes o eres frío e indiferente?

¿Cómo respondes ante las oportunidades de servir y darte a ti mismo?

¿Te gusta tener compañerismo con otros cristianos (reunirte con ellos, hablar con ellos, platicar cosas de Dios, estudiar la Palabra juntos y orar juntos) ?

Cuando ves a un amigo en la iglesia que tiene una necesidad ¿estás dispuesto a proveerle dinero, tiempo, oración, recursos, servicio o simplemente escucharle?

Si tu respuesta es sí a esas preguntas, tienes una gran razón de estar seguro de tu salvación.

Como Pedro, puedes apelar al amor que Dios ve en tu corazón (Juan 21:17) Quizas tu amor por los demas no sea tan evidente y perfecto, pero está ahí y se manifestará.

Por John MacArthur