1 Juan 5:14-15
“Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye.
Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho”.
Hay algunas necesidades específicas que debiéramos considerar como blancos de oración en la guerra espiritual.
Una necesidad se relaciona con la condición de ceguera la cual Satanás ha impuesto a creyentes (2 Corintios 4:3-4)
La gente no puede venir a Cristo a menos que sus ojos espirituales sean abiertos.
TheodoreEpp escribió: “Si Satanás ha cegado y atado hombres y mujeres, ¿cómo podremos ver almas salvadas?
Aquí es donde tú y yo entramos en el panorama…….. aquí es donde entra la oración
La oración es el arma principal para combatir la ceguera espiritual. El apóstol Juan escribió: “si pedimos cualquier cosa de acuerdo a Su voluntad, Él nos oye, y si sabemos que Él nos oye en lo que pidamos, sabemos que tenemos lo que le hemos pedido”, inmediatamente después de este versículo se nos reta a los creyentes a aplicar este principio al pedirle a Dios que traiga vida a los no creyentes (1 Juan 5:16)
Nuestra estrategia evangelística debe incluir oración de autoridad en la cual la luz de Dios penetre la ceguera satánica.
Necesitamos orar, como Pablo lo hizo en Efesios 1:18-19, para que los ojos de los creyentes sean alumbrados para comprender el poder espiritual, la autoridad y protección que están en nuestra herencia en Cristo.
Mientras Satanás nos mantenga en la oscuridad con respecto a nuestra posición y autoridad en Cristo, nos puede mantener atrofiados en nuestro crecimiento e inefectivos en nuestro testimonio y ministerio.
Debemos orar unos por otros continuamente para que el humo de las mentiras de Satanás sean esfumadas y que nuestra visión en el mundo espiritual sea tan clara como el agua.
Por Neil Anderson
Señor, recuérdame constantemente de orar en contra de la decepción que usa el enemigo para bloquear mi visión de Tu voluntad para mi vida, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.