Hebreos 4:14-16
Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.
Para los judíos el sumo sacerdote era la autoridad religiosa máxima en la tierra. Antes de Cristo, el sumo sacerdote entraba una vez al año al Lugar Santísimo, que era la parte mas santa del templo para ofrecer sacrificios por los pecados de toda la nación. El era el único que podía entrar en este lugar.
Hoy a través de Jesucristo tenemos acceso a la presencia misma de Dios, El es nuestro sumo sacerdote y único mediador entre Dios y nosotros.
A diferencia del sumo sacerdote que podía estar delante de Dios solo una vez al año, Jesucristo siempre esta a la diestra de Dios, intercediendo por nosotros. y el siempre esta dispuesto a escucharnos cuando pedimos su ayuda.
Algunas personas tienen dudas o temor de acercarse a El, porque se sienten indignos porque se han equivocado, han tomado malas decisiones y han fallado en seguir los caminos de Dios.
Quizás tu te sientas así, pero sabes que? no eres el único, todos hemos sido tentados a hacer el mal y algunos hemos caído, sin embargo Jesucristo nos comprende porque El mismo experimento toda clase de tentaciones, mas nunca cayo en pecado.
Jesucristo es el único ser humano que ha vivido sin cometer pecado y puede compadecerse de nosotros.
Nuestra oración por ti el día de hoy es para que te acerques confiadamente a Cristo y procedas al arrepentimiento, reconozcas que en tus propias fuerzas no puedes cambiar, y le pidas que El cambie la dirección de tu vida.
Que Jesús te de la fortaleza para resistir las constantes tentaciones que enfrentamos en este mundo, y si has caído, acude a El con reverencia porque El es tu Rey, pero acude también con confianza absoluta porque El es tu Amigo y Consejero.
Nada puede ocultarse a Dios. El ve todo lo que hacemos y tiene conocimiento de todo lo que pensamos. Aun cuando estemos pasando por alto su presencia, El esta allí.
Cuando procuramos ocultarnos de Dios, El nos ve. No podemos tener secretos para El.
Y es consolador saber que Dios nos sigue amando a pesar de nosotros mismos.